4/9/13

Historia 9. Star Trek Into Darkness

PELÍCULA


RAZONES PARA SACAR BILLETE EN EL ENTERPRISE 


Igualito igualito que una adolescente. Así he disfrutado con la tripulación de Star Trek, porque cuando las cosas están bien hechas, es muy fácil entrar  en el juego. ¡Aventuras y ciencia ficción! ¡Soñar a tus anchas! No necesito más.

No soy  seguidora acérrima de Star Trek. He visto alguna de las películas de la saga  ¿quién no?, pero no todas.  No sé si es un dato a favor o en contra a la hora de posicionarme con la película, pero  me da igual. Veo la peli como una aventura única, sin referencias que  condicionen o personajes que mediaticen. Nada de nada, de lo más ingenua.

Y con ese punto de partida,  he sentido ganas de que me hicieran un hueco en la sala de control de la nave, en primera fila, viendo desfilar todo el universo por la ventanilla. Los chicos/as del Enterprise  me han “engañado” para acompañarlos con múltiples argumentos.

La promesa de explorar mundos desconocidos.
No tierras, ¡mundos! En el espacio todo se hace a lo grande. Las distancias son inmensas; las proporciones de planetas (planetas de nivel M, Z o que sé yo) y naves, gigantescas; los riesgos incontables; los seres desconocidos con los que contactar, lo más raros que alguien pueda pensar. No hay freno a la imaginación y la recompensa es la exploración de lo desconocido, conocer. Me apunto. Tampoco se andan con tonterías a la hora de planear la aventura, viajes de exploración de 5 años, que no son turistas sino viajeros (ya se sabe, el turista desde que sale de casa está pensando en volver, el viajero quizá no lo haga nunca)
           
El deseo de contar con  tecnología por un tubo.
Vale, el escenario es un mundo desconocido, básicamente por ser un mundo futuro. ¿Y qué suponemos que habrá en el futuro en demasía? Pues eso, tecnología. Inútil o eficaz, pero seguro que un montón. Uno de los principales encantos que tienen las películas de ciencia ficción es ese, el aventurarse a pensar cómo solucionarán los técnicos del futuro, los problemas cotidianos y básicos. Además,  Naves de clase H o similar  (vaya, utilitarios como los utilizados por los protas para acercarse a los planetas, o meganaves que surcan el espacio como el Enterprise); teletrasportación, con sus arcos de desaparición, el viaje personal más rápido;  motores de curvatura, bueno algo parecido, ¡si Einstein levantara la cabeza, no consentiría en volverse a la tumba¡
           
Además, me cuentan  una historia.
Trama, la suficiente. Cuando una peli se clasifica en el género de ciencia ficción, acción,  aventuras,        mi cota de exigencia en relación al argumento no es excesivamente elevada. No             obstante, si la trama se reduce a que unos corran detrás de otros, hasta que llegue el final y ganen los buenos, mi decepción es soberana. Debe  pasar  algo,       peligroso, complicado,   sorprendente. Me cargan las carreras sin fin con fuegos de artificio incorporados. No es el caso.
Cuando a la tripulación de la nave Enterprise le ordenan que regrese a casa, en la Tierra se enfrentan a una terrorífica fuerza que, aparentemente desde dentro, ha perpetrado un ataque a la cúpula de la Federación y todo lo que esta representa, sumiendo a la flota en una profunda crisis. Con un asunto personal que resolver, el capitán Kirk encabeza una incursión a un planeta en guerra para capturar a un hombre que es un arma de destrucción masiva. A medida que nuestros héroes se van sumergiendo en una épica partida de ajedrez a vida o muerte, la lealtad se verá puesta a prueba, las amistades se romperán, y habrá que hacer ciertos sacrificios por la única familia que le queda a Kirk: su tripulación. (FILMAFFINITY)

La certeza de seguir siendo humanos (sentimientos y amistad) en un mundo hipertecnológico.  (Bueno, al fin y al cabo son humanos) He visto duelos con armas en los que los contendientes se juegan el tipo, de toda especie y peligrosidad, pero aquí, menos mal,  también hay duelos internos, psicológicos, de esos en los que cada uno se pregunta si puede reaccionar de diferente manera, si lo correcto es seguir las normas o dejarse llevar por impulsos dictados por el sentimiento y la amistad. Ya se sabe, pasión o razón. Bueno, sin asustarse, algo de eso hay, lo justo para implicarse con los personajes en cuestión, nada más.

La posibilidad de humor en situaciones límite.
Toquecitos de humor, para aligerar. Mira, ésta es una costumbre que yo suelo agradecer del cine americano, bueno cuando no abusan. No obstante, cuando hilan fino y los personajes introducen pequeñas notas humorísticas, aquí y allí, con tino, consiguen personajes más humanos, más próximos, en fin, me ganan.

La certeza de que los héroes siguen vendiendo.
Heroísmo a raudales. Otra característica del género. Tiene que haber héroes, esforzados, generosos, dispuestos, de esos que no piensan más que en su deber y desprecian su bienestar personal. ¡Se encuentran tan pocos¡ Aunque hay que limitarse a personajes de novela, me saben a gloria. Un pequeño revés. Buenos y malos, pelín tópicos pero aceptables dentro del tono heroico.  

La seguridad de contar una historia espectacularmente.
El cine americano haciendo espectáculo. Cuando la maquinaria americana se empeña en hacer cine espectáculo, no hay quién la supere. A veces, sus grandes rivales son ellos mismos, por pasarse y convertir una historia en una traca de fuegos artificiales. Pero si se contienen, el resultado siempre es bueno. Color, música, escenarios, vestuario, efectos, ritmo, trama, personajes, dirección. Todo funciona como un mecanismo bien engrasado.  Pues eso, que te metes en la historia con el primer empujoncito de la peli. Sobre los protas, me quedó con el buenísimo malo, el inglés Benedict Cumberbatch, es difícil que te deje indiferente. 
Trailer






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