28/12/13

Historia 13. La gran belleza

PELÍCULA


Los demacrados  e inconstantes destellos de belleza...




¿Pero qué le pasa a este hombre? Lo tiene todo o casi todo. Salud, dinero, cultura, amor provisional, diversión a raudales, relaciones sociales y vive nada menos que en Roma. Repito ¿qué ansía? ¿qué busca en la vida que no haya encontrado a sus 65 primaveras?

Cuando uno tiene ya pasado,  es inevitable “examinarse” de vez en cuando. Todo el mundo tiene una lista privada de sus “me lo podía haber ahorrado” y de  “mis mejores errores incómodos o fatales”. Normal, la naturaleza humana con su genética propensión a meter la pata y su incapacidad para aprender en  esas ocasiones. La imposibilidad  para valorar los aciertos y disfrutar de lo conseguido. La propensión a la insatisfacción permanente. Vamos, esa cara semi-gris del “homo sapiens” que pone en duda la universalmente aceptada creencia de que somos lo reyes de la creación. Pues Gambardella  es uno de esos tipos que ve más, piensa más y quiere más, una vez que ya se ha aburrido de casi todo.  Si estás en esta posición, el riesgo de estrellarte con la realidad es elevado.  No sé lo que quiere o espera de la vida pero a sus 65 años el prota  tiene un rapto de madurez vital y simpatizo con él.

El director, Paolo Sorrentino, cuenta, muestra y abre la posibilidad a elaborar diferentes recetas para solucionar los males íntimos del alma. Eso está bien. Gambardella vive una vida glamorosa en uno de los escenarios más fantásticos y bellos del mundo, Roma. Una ciudad con poso, respetable en su antigüedad y  más bella conforme se ha hecho mayor. Una joyita dispuesta a descubrir sus encantos a quién tenga un mínimo de sensibilidad. Pero él ha probado lo mejor que la vida puede ofrecerle, lo que convencionalmente consideramos que uno puede ansiar, en uno de los mejores escenarios, y quiere más. Más tiempo, más ingenuidad, más honestidad, más sinceridad, más verdad, más afectos sinceros,  más raíces que le den sentido.  Alguna pista nos da cuando dice “todo está resguardado bajo la cháchara y el ruido...” Es muy ambicioso y con esa insatisfacción me gana.

Como esta historia se cuenta en clave de cine, imágenes y diálogos, combinados de diferentes maneras y grados,  yo  tengo varias escenas a destacar.
            Glamour, esplendor, diversión, ruido. Nadie sale indemne tras el comienzo de la peli. Una fiesta por todo lo alto, en una terraza que para mi la quisiera, con unos invitados totalmente entregados al desenfreno mundano, con muchísimo ritmo y con la entrega de quien   no piensa  que va a  amanecer mañana. Inmediatamente pensé en la fiestas de “El gran Gastby” (Baz Luhrmann, 2013), mi mente las enlazó para rápidamente desechar ese puente. Gasby las montaba de aúpa, pero sus invitados eran todos, en su apariencia perfecta, casi personajes de ficción. Aquí el director ha recogido a un puñado de personas, con físicos muy diferentes y procedencias diversas que rebosan humanidad, mediocridad y glamour a un tiempo.
            Amistad, compañía, hipocresía. Una conversación en la terraza de Gambardella.  Una charla como tantas, con unos viejos amigos. No la desvelo, hay que escuchar con atención.
            El paso del tiempo. Nuestro protagonista se gana la vida haciendo entrevistas. En esta ocasión el entrevistado en un personaje que habita en una villa de ensueño. Su peculiaridad es que se ha sacado una foto de si mismo cada día de su vida (bueno, una rareza). No perderse detalle de su expresión de Gambardella  cuando contempla los rostros por los que ha pasado el tiempo.
            Añoranza por lo perdido, por lo que fue y ya no es. Un matrimonio ya anciano que se gana la vida alquilando su presencia en las fiestas glamorosas romanas, Nobles de alquiler para cenas  en las que es de buen tono sentar a la mesa a unos condes o duques, aunque nadie sepa quienes son o quienes fueron. La forma en la que entrevemos su vida pasada y el contraste con la presente no puede ser más cinematográfica. Pocos diálogos, son las imágenes las que hablan.

No creo que se pueda negar que “La dolce vita” de Fellini asoma a través de escenarios, referencias temáticas y personajes. No será una revisión del clásico, pero su eco llega hasta aquí. La vida loca, alegre, deslumbrante, vacía... está. Los personajes curiosos, físicamente escogidos por su diferencia, chocantes, excéntricos... aparecen. Artistas de todo pelo, la recia nobleza, la burguesía poderosa, las mujeres de mal vivir,  la iglesia romana... presentes. Roma, escenario y personaje,... desde luego. Otra forma de abordar situaciones semejantes o personajes con puntos en común, pero con creatividad y personalidad propia y eso me gusta.

                                            

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