14/5/14

El Van Dyck comunitario

EL VAN DYCK COMUNITARIO


Un buen puñado de ingleses ha hecho lo necesario para evitar que una obra de Van Dyck, un autorretrato concretamente, saliera  de su suelo patrio derechito a la caja fuerte de quien tuviera posibles (12 millones de euros )

La historia comienza cuando su antiguo propietario, James Stunt, yerno del dueño de la Formula 1 Bernie Ecclestone, lo pone a la venta. Ante la segura desaparición del cuadro de la mirada de los corrientes y molientes aficionados al arte, la Nacional Portrait Gallery y la organización benéfica “Art Fund” organiza una colecta, “Save Van Dyck”. Y aquí viene lo bueno de la noticia, con las pequeñas aportaciones de un buen número de anónimos ciudadanos, se consigue recaudar el dinero necesario para retener el cuadro.

No entremos en la valoración de la obra en cuestión porque la calidad está acreditada pero y  ¿la cotización? ¿Quién dice  si esta pintura, u otra, vale 8, 80 o 800? Los profesionales de la cuestión me dirán que el mercado, la oferta y la demanda, premian o castigan a determinadas obras o artístas, al someterlos a la lógica del sistema. Ya, pues así pasamos  con gran alegría  del arte-patrimonio al arte-mercancía. Lo sé, hay que financiar a los artistas para que se dediquen a la creación. Cuesta dinero tanto a mecenas, coleccionistas, gobiernos… Lo crematístico siempre ha corrido parejo a lo artístico.

Y hete aquí el caso que en Inglaterra se pone a la venta el citado cuadro, y el Gobierno británico, pensando que no corren buenos tiempos para la lírica, se pone de perfil. Así las cosas, se organiza la campaña anteriormente citada, y se consigue el objetivo, el cuadro podrá admirarlo todo el que esté interesado en hacerlo.

Este puñado de mecenas anónimos, seguramente forman parte de ese grupo de gente que piensa que no es fácil cambiar el mundo pero que las pequeñas acciones marcan tendencia. Si entendemos el arte como una magnífica manifestación del genio humano, y si pensamos que todos deberíamos tener derecho a disfrutarlo, teniendo como único límite nuestra sensibilidad y no el tamaño de la cartera, estamos de enhorabuena. Un brindis por esta pequeña gota de agua en el mar océano. 

Prensa


Nuccio Ordine, en su libro “La utilidad de lo inútil” cita esta perla de Théophile Gautier: “el arte –había confesado en la frase final del prefacio al Albertus- es lo que mejor consuela de vivir”. 

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