14/6/14

Las amapolas de Borodin



LAS AMAPOLAS DE BORODIN
¿Qué es mejor, pasarse o no llegar? ¿Qué causa mayor satisfacción, el envoltorio o el interior del mismo? ¿Dónde ponemos el acento, en el fondo o en la forma? ¿Contenido o continente? Para todos los gustos habrá, seguro. El abuelo Aristóteles era de la opinión de que de nada en demasía, pero no me decido.

He sabido hace nada, que en marzo  el Metropolitan  de Nueva York  puo en escena un Príncipe Igor de Borodin que resulto, por lo que he leído, espléndido en todos sus términos. Magníficos cantantes, música maravillosa, fabulosa interpretación, deslumbrante puesta en escena... En fin, lo más de lo más.

Tratándose de artes escénicas, cuando los anteriores ingredientes funcionan, el resultado es fabuloso. Un marco en el que ninguna pieza sobre. Se trata de hacer magia. Conseguir momentos irrepetibles. No es mal objetivo. ¡Qué buen trabajo¡ Nada debe fallar, si no el hechizo desaparece. Partituras y textos maravillosos; músicos, actores, bailarines perfectos; directores (de escena, de actores, de orquesta, artísticos) inspirados; un vestuario efectista, técnicos (de sonido, iluminación) profesionales. La iluminación y la puesta en escena son elementos que en ocasiones no apreciamos en todo su valor, pero  el espectáculo sería muy diferente sin ellos. Una dirección artística sin imaginación y una iluminación plana pueden echar por tierra el trabajo del resto de las piezas, o por el contrario, salvar un trabajo mediocre. En el caso del Príncipe Igor de Borodin del MET, el director artístico ha hecho un trabajo descomunal, bueno los trabajadores de la institución, poniendo en escena un mar de amapolas, además de otros elementos, que a buen seguro han trasladado a los espectadores a un lugar muy diferente del patio de butacas.

Dicho lo cual, para sumergirse en la magia, también es necesario que haya sustancia. Yo lo quiero todo. En la propuesta debe de estar la historia. Más o menos envuelta. Desarrollada o por desplegar. Con final abierto (trabajo y yo la termino) o herméticamente cerrado (si estoy de acuerdo o no, será cosa mía) Una historia que se expresa mediante un guión teatral,  una partitura musical o  una coreografía. El medio no importa, quiero que me cuenten algo y con ello me conmuevan, me hagan partícipe. Bien. El papel brillante del envoltorio puede atraer durante un rato, pero pasado el deslumbramiento inicial, si no aparece nada dentro del paquete, la magia desaparece y todo aquello se desinfla como un suflé.


Y aquí volvemos a la noticia. Se ha levantado un cierto revuelo desaprobatorio sobre el excesivo gasto realizado para la actuación del MET. No ha fallado nada. Fondo y forma a  la altura, pero  ¿cuánto ha costado este deslumbrante envoltorio? Por lo visto bastante. Mucho más de lo presupuestado en principio (hacer las famosas amapolas ha debido ser un trabajo faraónico). No obstante, esta puesta en escena, espectacular y muy costosa, pierde el paso cuando coincide en el tiempo con unas negociaciones laborales, a la baja, para los trabajadores de la entidad. Siempre es el eslabón más débil de la cadena el que, a fuerza de flexibilidad y adaptación, acaba perdiendo. ¿Por qué no nos cuentas otra vez, Aristóteles, cómo era eso de que la virtud está en el justo medio?

Lo que cuesta (The Wall Street Journal) 




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