29/12/15

Historia 37. Nadie quiere la noche

Arte
ARTE INSPIRADO EN EL FRÍO
Son joyas de bolsillo. Poseen la frescura de lo inmediato. Testimonios directos, el resultado del impacto recibido al ver paisajes, personas, animales, situaciones, objetos… que llenan poderosamente la atención del viajero-artista. Al estilo de la sensibilidad japonesa que admira la belleza de la imperfección de sus cerámicas, son maravillas inexactas, fabulosas en su incorrección, fruto del momento o la urgencia. Por todo ello son joyitas únicas, personales, irrepetibles, hechas en una determinada circunstancia ante un determinado estímulo. De los cuadernos de viaje, con categoría de tal, me gusta hasta la caligrafía pues habla de su autor sin pretenderlo, de su personalidad, de su estado de ánimo. Si además, el autor escribe con la suficiente gracia como para ser leído por puro placer, el cuaderno de viaje es todo un regalo.

Bien, centrándonos en esos dibujos maravillosos que inspiran el frío, en formato cuaderno. A modo de introducción, un buen paseo por un publicación que recoge cantidad de talento y viaje.
La aventura de los polos.
Cuadernos de viajes de grandes exploradores
































La fotografía de los fríos polares tiene entre sus mejores representantes a Frank Hurley. Hurley realizó algunas de las mejores fotografías de la Antártida  (lo sé, no es el Ártico, pero su temática y belleza me disculpa de la trasgresión) en la expedición de Shackleton de la que formó parte. Un ejemplo clarísimo de como el blanco y negro en fotografía puede llegar a ser arte indiscutible (aprovecho para aconsejar la lectura de Atrapados en el hielo de Caroline Alexander, apasionante)








               


Termino con una rareza ¿rareza?, no una arquitectura polar que marca la pauta hacia el futuro. Hugh Broughton ha diseñado una construcción, otra vez en la Antártida, que parece estar inspirada en los relatos de ciencia ficción. Sobre los hielos polares destaca como un ciempiés colorido que se hubiera despertado un día fuera de lugar. No se parece a nada diseñado en las regiones polares, ni las costrucción inuit totalmente adaptadas al entorno, ni a las bases científicas instaladas anteriormente le inspiran. Con afán de funcionalidad y estéticamente único, se admira obligatoriamente.


         

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