7/2/16

Historia 38. Madama Crisantemo. PIERRE LOTI

Arte
               
     ESTÉTICA INNATA
Japón podría ser el país del arte en vena. Uno de esos lugares de la Tierra en los que la preocupación por lo estético, por rodearse de un entorno armonioso, de objetos en los que se ha empleado una preocupación estética, lo impregna todo. Esa propensión a la belleza va mucho más allá del entorno, se extiende al vestido, a la presencia física, a la forma de moverse en los espacios, de ejecutar las rutinas diarias. Todo regido por estrictos códigos adquiridos y reproducidos hasta hacer una conducta estética de la rutina diaria. Preocupación constante por rodearse de la belleza que brinda la naturaleza, por hacer de la simplicidad un ritual de elegancia natural. De esta forma, no puedo por menos que pensar que hay algo de genético y transmisible en esa forma suave y elegante que tienen los japoneses/as al mirar el mundo.

Pierre Loti habla con prodigalidad sobre las casas que habitan, los vestidos, las sombrillas, los peinados, toda la vida cotidiana que pudo apreciar al convivir en Nagasaki. Admirándolo y poniéndolo en constrate con lo que los europeos adoptamos y reinterpretamos a la hora de hacer nuestro lo "oriental". Habla de japonerías, resaltando lo poco que tienen que ver con el modelo original. Hace algún año CaixaForum organizó una exposición a la que tituló: Japonismo, la fascinación por el arte japonés. Se analiza el flechazo del arte japonés en el Paris de finales del siglo XIX al igual que su influencia en España. Tuve la suerte de verla y, aunque posiblemente un japonés fetén se extrañaría, yo quedé fascinada.

"Lo que sorprende desde el primer momento en los interiores japoneses es la limpieza minuciosa y la desnudez blanca, glacial. Sobre esteras irreprochables, sin una arruga, sin un dibujo, sin una mancha, se me invita a subir al primer piso, a una gran sala en la que no hay nada, abasoluamente nada. Las paredes de papel están formadas por bastidores plegables, que, en caso de necesidad, pueden entrar los unos en los otros; todo un lado del departamento se abre en galería sobre la campiña verde, bajo el cielo gris."



"Yo mismo me río ante el recuerdo de ciertos salones llamados japoneses, abarrotados de bártulos y tapizados con groseros bordados de oro sobe la seda de exportación, vistos en las casas de hermosas parisinas. Yo aconsejo a estas personas que vengan a ver cómo están arregladas aquí las casas de personas de buen gusto -que vengan a visitar las soledades blancas de los palacios de Yedo-. En Francia hay objetos de arte para gozar de ellos; aquí, para encerrarlos, bien clasificados, en una especie de departamento misterioso, subterráneo, resguardado por rejas de hierro, llamado godún. Sólo en raras ocasiones y en honor de algún visitante de distinción, se abre este lugar impenetrable. Una limpieza aparente, extrema en su conjunto, y una increíble preciosidad en los pormenores infinitamente pequeños: tal es el modo japonés de comprender el lujo interior."
       
Loti también cita al fotógrafo japonés, Uyeno, que hacía el furor en el Nagasaki de la época. Un poquitín de él .

"En cartas antiguas encerradas en esta caja y dirigidas a Crisantemo reconozco los dos caracteres que significan su nombre: "Kikú-San" (Crisantemo señorita), y cuando la interrogo, me responde en japonés con un aire de mujercita seria: "Querido mío, son cartas de mis amigas". ¡Oh! ¡Qué lindas son estas amigas de Crisantemo! En esta misma caja están sus retratos; sus fotografías pegadas en tarjetas de visita que llevan al dorso el nombre de Uyeno, del artista de Nagasaki"


                                                                  Ueno Kihoma

                          

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