15/6/16

Historia 40. Piensa como un artista, WILL GOMPERTZ





HAY ESPERANZA



Que el paso del tiempo poco a poco va mermando las capacidades que no se desarrollan es algo tan cierto como el resultado de una suma aritmética, y estoy preocupada. Si alguna vez críe una chispa incendiaria, un fogonazo de originalidad, una pizca de instinto creativo se ha debido morir por falta de sustento ¡Qué fácil me he acomodado a lo trillado, lo corriente, lo mayoritario! Y aquí estoy lamentándome por no haber dado de comer a mi creatividad permitiendo que  llegue a un estado anoréxico.

¿Y quién es el culpable de haber llegado a esta reflexión de conclusión tan penosa? Will Gompertz. Sí, él. ¿Que cómo ha sucedido semejante disgusto? Sencillo, he leído su libro Piensa como un artista. Will me ha abordado con una tesis de perogrullo: ser creativo es fantástico. Lo es, pero... Su argumentación introductoria no tiene tacha. La creatividad es buena para el mundo laboral, para el personal... y para la salud, añado yo. Hacer, idear, proponer, crear, proyectar es absolutamente divertido y gratificante, incluso cuando no hay recompensa económica.

Bien, comparto la premisa base. La hago mía. Pero aquí viene lo verdaderamente central del tema ¿El creativo nace o se hace? ¿Al que le tocan unas cuantas neuronas creativas de más está de enhorabuena y al resto a jorobarse? O ¿hay alguna esperanza de mimar y hacer un buen cobijo a la parte proporcional que nos ha tocado en suerte para que así fructifique?
Claro, Will tampoco quiere engañar a nadie. Los genios creativos, son esos genios. Nacen y se hacen. Pero ¿el resto? Gompertiz nos lanza un rayo de esperanza. Piensa como un artista, todos somos artistas. A lo largo de su libro nos cuenta como un buen número de artistas de todos los tiempos (Andy Warholl, Rembrandt, Miguel Angel, Marina Abramovic...) han compartido una serie de características que han posibilitado que se desarrollen como creadores. Son emprendedores, escépticos, se toman sus cualidades muy en serio, tienen puntos de vista personales... en definitiva, no se ponen límites y creyendo en sí mismos van a por todas.

Todos somos artistas, no se me va de la cabeza. Uno de los problemas básicos lo tenemos instalado en el sistema. La tendencia social es la igualación de pensamiento. Homogéneos, ordenados, adocenados, sencillitos, faciles. No nos vendría mal unas clases de arte y creación, ya desde la escuela, para aprender a seguir nuestras instintos, a ser perseverante y críticos. Atacar desde la base. Pero ¿los que ya no tenemos esa posibilidad? ¡Ay,ay! Ahí me entran sudores fríos. Siendo yo también positiva, pondré en marcha una de las cualidades que comparten los grandes, me voy a tomar mi curiosidad muy en serio esperando que me lleve por caminos insospechados y reanime, así, mi lado creativo que está en hibernación, pronostico, y no catatónico, espero. Ánimo.


Postdata.
Me confieso reincidente con Will. Este es mi segundo encuentro con él, igual de placentero, encuentro intelectual aclaro. Ocurrió cuando me tropecé en el escaparate de una librería con un libro que me arrojaba una pregunta ¿Qué estás mirando? Como sujeto paciente bien domesticado, el interrogante causo en mí el efecto deseado por los publicistas y me vi con un ejemplar en mi mesilla engrosando la fila de los pendientes. Estuvo un tiempo mirándome desde su posición privilegiada y yo resistiéndome, hasta que un buen día me rendí y pasé del título al contenido. Fue toda una sorpresa. La forma directa, fresca, divertida de Will Gompertz me enganchó desde el primer momento. Conseguir ser preciso y ameno a un tiempo es todo un arte y no abundan los ejemplos, así que cuando aparecen hay que lanzarse a disfrutarlo. Un repaso al arte contemporáneo comenzando por lo ya trillado hasta llegar a las últimas tendencias del siglo XX, allá donde sólo entienden, aprecian, degustan el arte unos pocos (junto con el mercado) Un paseo genial.

No tengo ni idea si estos dos libros son lectura recomendada para el verano. Sí, esa que todo el mundo dice que lee al borde de la piscina o debajo de la sombrilla. Pero lo que sí sé es que con uno de estos entretenimientos en la mano, al levantar la vista (previo aislamiento sonoro de ruidos chillones veraniegos) el mar, la piscina, la montaña, el vecino del primero... aparecerán como objeto de inspiración, arrebatador o lastimoso (hay un riesgo) pero muy diferente seguro.  

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